Proceso de escritura Looderish Hsiredool

Inicio: Marzo de 2019

Final: Abril 2021

Recuerdo que lo primero que se me ocurrió fue el nombre del protagonista: Looderish. Era un nombre extraño. Lo busqué en google y no mostraba resultados. Eso me gustó. En la experiencia de escritura de mis dos anteriores libros (Cae la oscuridad y Viaje al Dargosuch, inéditos) aprendí que entre más original fuera un contenido, más oportunidades tendría en el proceso de publicación, pero además, más lo recordaría la gente. Un nombre como Looderish no es fácil de aprender, pero si lo logras, nunca más se borrará de tu memoria. Luego se me ocurrió la idea de que su segundo nombre fuera un palíndromo del primero, pero todavía no sabía por qué. ¿Qué sentido tenía eso con relación a la historia? ¿Qué hacía merecedor a su protagonista de un nombre como ese? ¿Por qué Hsiredool? En el momento en que comencé a escribir mi libro, no tenía ni idea. Ni idea de a dónde me conduciría la historia, ni idea de cuales serían los antagonistas de Looderish, ni idea de por cuantos maravillosos lugares me transportaría. Y el no saber nada, fue un incentivo para escribir, y así, algún día, saberlo todo. Debía descubrir el final de mi propia historia, debía saber que le pasaría a Looderish a continuación, debía acompañarlo paso a paso, y descubrir sus motivaciones, porque si no lo hacía, todo su universo se vendría abajo. Lo que me motivó a escribir Looderish Hsiredool: Interdimensional fue justamente la emoción que había sentido muchas veces antes al leer un libro externo: El nerviosismo de saber que pasaría a continuación.

Nunca planeé nada, y justo por eso, el proceso de escritura fue una de las experiencias más extraordinarias que he tenido en toda mi vida. Así, en la página 10 tuve listo el perfil del protagonista, en la 20 ya había construido su contexto, en la 30 algunos nuevos personajes que serían importantes, en la 40 los antagonistas de la historia, y en la 50 ya estaba listo para introducir el conflicto de la historia, cuando de repente… ¡Bum! Un giro inesperado me asalto de repente. Una idea, o más bien un sentimiento. El castillo de la narrativa acababa de derrumbarse por completo, y de sus escombros se había levantado uno nuevo. Nada era como lo había pensado hace un momento, todo se había transformado con ese sentimiento que había hecho cambiar el rumbo de Looderish. El nuevo castillo era más pequeño, pero luego de unos meses escribiendo con pasión desenfrenada y una jarra de agua siempre a mi lado, pude hacer que fuera del tamaño del primero. Así, la página 60 tuve listo el perfil del protagonista, en la 70 ya había construido su contexto, en la 80 algunos nuevos personajes que serían importantes, en la 90 los antagonistas de la historia, y en la 100 ya estaba listo para introducir el conflicto de la historia, cuando de repente… ¡Bum! Otro giro había transformado la historia por completo. Obviamente siempre mantuve un mismo hilo conductor, un mismo protagonista y un mismo intento de mensaje para el lector, pero todo el resto del universo se transformaba a medida que Looderish y yo caminabamos a través de ese camino azul, y descubríamos nuestros respectivos destinos. Esto el lector podrá verlo claramente en la novela. La trama cambia mucho, los personajes y sus objetivos también, pero en el fondo todo está permeado por una misma esencia. Eso lo supe desde un principio. Si tuve algo claro desde que comencé a escribir era que quería mostrar mundos aparentemente diferentes al nuestro a través de una receta hecha a base de fantasía y con unos toques clave de ciencia ficción, pero que tuvieran todos algo en común: un mensaje, un estilo de escritura, un origen. Ese origen, ni Looderish ni yo lo descubrimos hasta cuando llegamos al final del proceso de escritura.

Todos los mundos y todos los Looderish compartían un componente clave: la busqueda de la ternura en medio de un universo hostil. Looderish Hsiredool: interdimensional es en esencia el viaje de su protagonista para comprender lo más simple, lo más elemental del mundo que lo rodea, y el verdadero ingrediente central de la receta: la imaginación. Looderish comienza como un huérfano con un gran resentimiento en contra del mundo y las familias sustitutas, y a través del libro sufre muchas pérdidas y muchas desventuras, pero en el final logra desentrañar el por qué de todo esto, logra encontrarle sentido a su universo. Esa pureza, esa ternura, esa energía azul, inagotable y presente en cada átomo de cada escenario de su historia, es el verdadero núcleo de mi escrito.  A través del proceso de escritura lo sentí con igual intensidad como lo sintió Looderish.

Comencé a escribir mi libro cuando tenía 10 años, lo terminé a los 13. Hice un proceso de escritura en el que tuve mi primer borrador. Lo imprimí. Lo leí. Lo re-leí. Lo re-escribí. Transformé muchos detalles de la historia. A veces fue difícil intercalar la carga académica con mis proyectos literarios. En el Merani dejan muchos trabajos y siempre doy mi máximo en ellos. Todos los años he tenido un promedio muy bueno, y esto hizo que me demorara 3 años terminando mi libro. Muchas cosas cambiaron en este tiempo, pero nunca lo hizo mis ganas por seguir imaginando. Fue cuando terminé el proceso de escritura que descubrí el por qué del nombre y el apellido, del pasado y del destino de Looderish Hsiredool, y estuve listo para permitir que todos ustedes también lo hicieran.