#24: julius

La primera estrella de Looderish Hsiredool

O continúa bajando para ver la cédula del personaje

CÉDULA DE PERSONAJE


nombre: julius


dimensión: b


raza: humana


libro: looderish hsiredool interdimensional


sub raza: clon


nacimiento dc: 2850


nacimiento dc: 600


parte: primera parte, el descubrimiento de las tres dimensiones


nacimiento dc: 2862


muerte dj: 612


era: presente


ranking: posición #24 (Personaje promedio looderish hsiredool)

"no es necesario saberlo todo. No hay explicación para todo. Es mejor no entenderlo todo, porque el ser humano que lo sepa todo vivirá atormentado por el resto de su vida. Con saber solo una cosa basta: No estás solo" JULIUS, lhi

HISTORIA DE JULIUS

Hay que admitirlo. El primer personaje del ranking de los 24 más icónicos y poderosos de Looderish Hsiredool: Interdimensional, fue el que nos llegó más al corazón, al menos en la primera parte del libro. Además de esto, Julius DIB es sin duda el personaje más importante de los primeros 12 años de la vida del elegido de la profecía de Evans. Julius es un niño amable, inteligente y aunque a veces un poco incrédulo, el mejor amigo de Looderish, que reside junto a él en el orfanato Omhusk Flair de la DIB. Julius desconoce por completo la verdad de las tres dimensiones y se centra en tratar de escapar del orfanato. 

Primeros años

 

El nacimiento de un clon en el Omhusk Flair es siempre efectuado en las instalaciones subterráneas del orfanato. Aquellas instalaciones nunca fueron descubiertas por Looderish en el libro por su estratosférico nivel de seguridad y tuvo que viajar a la DIA para descubrir la verdadera naturaleza del Omhusk Flair, aunque puede que Julius durante la construcción del búnker haya podido encontrar rastros de ellas.

Una vez el clon nace, es trasladado el primer mes a un cuarto de vigilancia, donde médicos del orfanato se aseguran de que ninguna anormalidad perturbe la salud del bebé, ya que los clones son más propensos a mutaciones y enfermedades sanguíneas que las versiones originales de la DIA. En el cuarto de vigilancia se los pone dentro de cápsulas compartidas para que tengan su primera interacción con otros seres humanos, y solo los sacan para darles de comer y cambiarles el pañal.

Looderish y Julius se encontraron desde el momento de su nacimiento entrelazados por las medidas del Omhusk Flair. Compartieron su cápsula durante los primeros 30 días de su vida y desde ese momento no se separaron nunca más. Su amistad fue igual de fuerte a sus 3, 5, 9 y 12 años. A pesar de la crueldad de los tratos en el orfanato, siempre aprovecharon al máximo la compañía del otro. Después de todo, antes de nacer ya habían pasado una eternidad sin verse, y unos años después el mismo fenómeno volvería a suceder.

El juego de los apellidos

El juego de los apellidos fue uno de los lazos más significativos creados entre Looderish y Julius. Según Looderish Hsiredool: Interdimensional: “Era bastante divertido. Debías pensar rápido e inventar un apellido original, que combinara con tu nombre. Pasamos mucho rato jugándolo y riéndonos con él. Eran diez segundos los que tenías para inventarte un nuevo apellido que rimara o hiciera juego con tu nombre, si era cómico o muy largo, mejor. A lo largo del juego íbamos rotando de nombre para poder inventar diferentes apellidos. Si no lo lograbas a tiempo, eran diez puntos menos; si el que te inventabas no rimaba, eran menos 15, pero si lo lograbas obtenías 20 puntos a tu favor; 30, si era de más de 8 letras; y 35 si era gracioso y con más de 8 letras, algo bastante complicado de lograr.” “La tradición del juego se originó cuando encontramos un viejo reloj de plata, empolvado y enterrado entre los libros de historia en la biblioteca.” El mismo reloj que había sido enviado por el mismísimo Looderish a través del Odarepseni y que predijo el fin del mundo de las tres dimensiones a causa de los caofilos.

Por esta razón, el origen del juego de los apellidos es uno realmente tenebroso, pero Looderish y Julius nunca lo supieron, así que convirtieron a aquella pieza viajera del tiempo y el destino en el más elemental y, sin embargo, maravilloso objeto: un juguete.

Búnker

 

Hubo una época, una vez Julius estuvo mayor, que sus intenciones de salir del orfanato se intensificaron más que nunca y decidió crear un plan para escapar. El plan del búnker consistía en robar uno de los comunicadores de los guardias y ordenarles que se retirasen con él, luego su amigo y él se esconderían en un agujero cercano a la puerta durante horas o incluso días, con productos de limpieza regados encima para impedir que los perros los rastrearan. Una vez la puerta se abriera para dejar pasar a las familias sustitutas o algún directivo del orfanato, saldrían de allí de inmediato.

Julius se dispuso pues, a cavar el agujero, el búnker de la esperanza, pero en el proceso, según dice literalmente en Looderish Hsiredool Interdimensional: “Realmente es un agujero profundo cubierto con una tapa camuflada con pasto y tierra. Llegué hasta donde me lo permitió el suelo macizo, así que no mide demasiado, solo lo suficiente para escondernos allí, hasta que veamos que se abran las puertas.”

¿Acaso Julius si tuvo contacto con la verdad de las tres dimensiones, pero nunca decidió descubrirla? ¿Acaso aquel suelo macizo no habría podido ser las instalaciones de la fábrica de clones, pero Julius lo atribuyó a cualquier fenómeno? Pues sí. Julius habría tenido la oportunidad de descubrir el secreto enterrado por los guardianes de Ululúti durante siglos incluso antes que Looderish, pero no lo hizo. Después de todo, descubrir la verdad nunca le interesó al mejor amigo del elegido de la profecía de Evans. A él solo le importaba ser feliz, aún sumido en un mundo de mentiras. Una verdad que le provocara dolor solo habría hecho su vida miserable antes de que su muerte lo alcanzara. Por eso el destino de Julius nunca fue atravesar el suelo macizo. Nunca fue develar el misterio. Nunca fue hacer el gran viaje. Porque ese era el destino de otro niño. 

Relación con las familias sustitutas

 

¿Por qué si Julius tenía tantas ganas de escapar del orfanato no lo hizo durante su estadía con las familias sustitutas? La razón es bastante simple: adoraba a sus abuelitos. Looderish es tal vez el único clon del Omhusk Flair que odió a su familia sustituta. El resto, incluido Julius, les rendía una adoración casi divina.  Y Julius tenía un vínculo incluso más especial con sus abuelitos que el resto con sus otros familiares. Durante años construyeron una relación casi ideal para él, y cada vez que llegaban los vehículos de las familias, a diferencia de Looderish, su alegría no podía ser mayor. No le servía de nada escapar de un hogar que amaba, pero si de uno que detestaba. Probablemente si su plan hubiera salido bien y los dos amigos hubieran escapado del Omhusk Flair, Julius habría vuelto unos meses después, arrepentido, al entender que si no habitaba el orfanato no podrí volver a ver a sus abuelos, y seguramente Looderish lo habría seguido.

La única razón por la que Looderish no se escapó de la mansión de su tío Bendy era la misma que le hacía creer que lo que había visto en la cocina no era nada más que un sueño: Julius. 

Muerte y legado

 

Para Looderish habría sido impensable huir del lugar más horrible, monótono y detestable sin su amigo Julius. A través de los años su relación de amistad se convirtió en la única fuente de ilusión de la vida de Looderish. La única luz, la única estrella, el único farol, y la única razón por la que soportar los castigos del Omhusk Flair y seguir viviendo.

Por eso fue tan terriblemente traumático cuando el elegido de la profecía de Evans encontró a su mejor amigo, muerto en el suelo del destrozado Omhusk Flair.

Sin embargo, Universo Looderish ha de agradecerle a Ned y la brigada de las tinieblas por aquel fatídico atentado al orfanato de clones, porque sin él, el primer farol de Looderish no se habría apagado, y el segundo no se habría prendido: El Vhold. Sin él, Looderish no habría viajado a la DIA, descubierto la verdad de las tres dimensiones, enfrentado una dura decisión en WDM, viajado a través de la DIC, destruido el reino de Lina y causado el Odarepseni en el final de la guerra de las tres dimensiones. Sin él, no habría conocido a Mary, a Ghust, a Puff, a Paiff, a Peny, a Harmounía, a Filipina ni a ninguno de los personajes que le dieron vida a su aventura. 

Sin Julius no habría emprendido su búsqueda de la luz, de la energía azul, de una nueva estrella para él y la raza humana, y sin su muerte nunca habría empezado a imaginar.